Bogotá, Colombia – El atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en Bogotá, ha encendido las alarmas sobre el recrudecimiento de la violencia política en Colombia. El ataque, que dejó al político en estado crítico tras recibir disparos en la cabeza y la pierna, ha generado una ola de condena internacional y ha renovado el respaldo de múltiples organizaciones al pueblo colombiano.
Reacciones multilaterales y diplomáticas
La Unión Europea, a través de su embajador en Colombia, Gilles Bertrand, expresó su “repudio absoluto” al atentado y exigió identificar a los autores materiales e intelectuales del crimen. Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA), mediante su Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP/OEA), calificó el ataque como “una amenaza directa a la democracia” y reafirmó su compromiso con la paz y la institucionalidad colombiana.
Apoyo desde Naciones Unidas
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, instó al Estado colombiano a proteger a los civiles frente a la violencia de grupos armados no estatales. En su informe de 2024, la ONU documentó más de 72 masacres y el asesinato de 89 defensores de derechos humanos, subrayando la urgencia de fortalecer la gobernabilidad y acelerar la implementación del Acuerdo de Paz.
Desde Legado a las Américas.
La organización dependiente de Misión Presidencial, manifestó su profunda preocupación y solidaridad con el pueblo colombiano frente a los graves hechos de violencia que han sacudido al país. La entidad señalo que “hoy más que nunca, Colombia necesita de sus voces más firmes y de sus corazones más resilientes. En medio del dolor y la incertidumbre, reafirmamos nuestro compromiso con la esperanza, el diálogo y la construcción colectiva de un futuro digno. Que la unidad regional, el apoyo mutuo y la convicción democrática sigan guiando el camino hacia una América más justa, segura y fraterna”.
Gobiernos latinoamericanos y líderes regionales
Presidentes como Gabriel Boric (Chile) y Daniel Noboa (Ecuador) condenaron el atentado y expresaron su solidaridad con el pueblo colombiano. La líder opositora venezolana María Corina Machado también se pronunció, calificando el ataque como “criminal” y enviando fuerza a la familia de Uribe.
Estados Unidos y el debate sobre la retórica política
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, atribuyó el atentado a la “retórica violenta de la izquierda” y pidió moderación en el discurso político. Otros congresistas como Mario Díaz-Balart y Bernie Moreno calificaron el hecho como un “vil atentado contra la democracia” y exigieron justicia.
Patria Soñada del Paraguay
Desde Paraguay, el Instituto de Desarrollo del Pensamiento «Patria Soñada» expresó una enérgica condena al atentado contra el precandidato colombiano Miguel Uribe Turbay, calificando el hecho como una amenaza directa a la democracia y a la vida humana. La organización subrayó que la violencia política no tiene cabida en un Estado democrático, y que es imprescindible proteger la libre expresión y el debate político como pilares esenciales de participación ciudadana. Asimismo, manifestó su solidaridad con el pueblo colombiano y llamó a todas las sociedades a unirse en defensa de la vida digna, la libertad y la institucionalidad democrática. En su pronunciamiento, destacaron que la violencia jamás podrá ser la solución y que la lucha por justicia, dignidad y democracia debe continuar en aras de alcanzar la “patria soñada”, esa utopía que conecta ideales elevados con acciones concretas.
Organizaciones de cooperación internacional
La Unidad para las Víctimas de Colombia, junto con la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC-Colombia), ha intensificado sus alianzas con organismos multilaterales para fortalecer la atención a víctimas del conflicto armado. Estas acciones buscan canalizar recursos técnicos y financieros para la reparación integral y la construcción de paz.
El recrudecimiento de la violencia no solo ha sacudido el panorama político colombiano, sino que ha reactivado el compromiso internacional con la defensa de la democracia y los derechos humanos en el país. En medio de la incertidumbre, la solidaridad global se convierte en un mensaje claro: Colombia no está sola.
