
Estamos en vacaciones de invierno y aun así, hay espacio para debatir sobre el correcto uso de los celulares y las redes sociales. En este contexto nace una audaz propuesta del Instituto Proyecta Chile. Fernando Gutierrez, presidente de la entidad, ha puesto sobre la mesa dos medidas que buscan redefinir la interacción de los estudiantes chilenos con la tecnología: la prohibición de celulares en los establecimientos educativos y la reevaluación de la edad de acceso a las redes sociales, elevándola a los 16 o incluso 18 años. Esta iniciativa, que ya resuena en diversos sectores de la sociedad, se inspira en la experiencia internacional y se fundamenta en crecientes estudios que advierten sobre los riesgos del uso temprano de dispositivos y plataformas digitales.
Concentración en el Aula: El Objetivo de la Prohibición de Celulares
La primera arista de esta propuesta se enfoca directamente en el ambiente escolar. El presidente del Instituto Proyecta Chile sostiene que la presencia constante de teléfonos móviles en las aulas se ha convertido en un obstáculo significativo para la concentración de los alumnos. «La distracción que generan las notificaciones, los mensajes y el acceso ilimitado a internet es una barrera para el aprendizaje profundo», señala. La idea es simple: al eliminar la fuente de distracción, se fomenta un entorno propicio para el estudio y la interacción directa con profesores y compañeros.
Si bien esta medida no es nueva en el panorama educativo global, en países como Inglaterra ya han implementado o fomentado políticas de «escuelas libres de móviles». En estos casos, se ha observado mejoras en la atención de los estudiantes y en la dinámica de las clases. La experiencia británica, junto con la de otras naciones que han adoptado un enfoque similar, sirve como argumento principal para la propuesta chilena, buscando replicar los beneficios en el contexto local.

Redefiniendo la Edad Digital:
La Escuela para Padres y el Acceso a Redes Sociales
La segunda parte de la propuesta es quizás la más ambiciosa y socialmente impactante: una «escuela para padres» que aborde la crucial cuestión de la edad de acceso a las redes sociales. Fernando Gutierrez, propone elevar esta edad mínima a los 16 o incluso 18 años, argumentando que el cerebro adolescente, aún en desarrollo, es particularmente vulnerable a los efectos negativos de una exposición temprana e ilimitada a estas plataformas.
«Los riesgos de acoso cibernético, la presión social, la exposición a contenidos inapropiados y la afectación de la salud mental son realidades que no podemos ignorar», enfatiza el promotor de la iniciativa. La «escuela para padres» no solo buscaría concientizar sobre estos peligros, sino también proporcionar herramientas y estrategias para una crianza digital responsable.
La Evidencia Científica: Un Llamado de Atención sobre el Uso Temprano
La propuesta del Instituto Proyecta Chile no surge de la mera especulación, sino que se apoya en un creciente cuerpo de investigación científica. Diversos estudios a nivel mundial han arrojado luz sobre la inconveniencia del acceso a redes sociales y el uso de celulares en edades tempranas.
Entre los hallazgos más recurrentes se encuentran:
Impacto en la Salud Mental: Numerosas investigaciones han vinculado el uso excesivo de redes sociales en adolescentes con un aumento en los niveles de ansiedad, depresión, baja autoestima y trastornos del sueño. La constante comparación con «vidas perfectas» y la búsqueda de validación en línea pueden generar un estrés psicológico significativo.
Deterioro de la Concentración y el Rendimiento Académico: El uso multitarea y la interrupción constante por notificaciones afectan la capacidad de concentración y memoria, impactando negativamente el rendimiento académico de los estudiantes.
Desarrollo Cerebral: Expertos en neurociencia advierten que el cerebro adolescente, en plena fase de maduración, es más susceptible a los estímulos gratificantes de las redes sociales, lo que puede llevar a una dependencia y afectar el desarrollo de habilidades cognitivas fundamentales.
Vulnerabilidad a Riesgos Online: Los menores son más propensos a ser víctimas de ciberacoso, grooming y a la exposición a contenidos inapropiados o perjudiciales, dada su menor capacidad para discernir y autoprotegerse en el entorno digital.
La propuesta del presidente del Instituto Proyecta Chile abre un debate necesario sobre el papel de la tecnología en la vida de los niños y adolescentes chilenos. Si bien la conectividad es una herramienta fundamental en el siglo XXI, la discusión se centra ahora en establecer límites y fomentar un uso consciente y saludable que priorice el bienestar y el desarrollo integral de las futuras generaciones. La sociedad chilena tendrá ahora la tarea de ponderar estas medidas, considerando la experiencia internacional y la sólida base científica que las sustenta. Como sociedad tendremos que replantearnos el vínculo entre infancia, educación y tecnología.




Muy buen artículo, para visibilizar un daño que lamentablemente se comienza a percibir en parte de la juventud actual; si Chile quiere estar en la vanguardia, y no solo quedarse en el progresismo, es de suma importancia considerar estos estudios.
Interesante artículo. Muchas habilidades sociales se han visto menoscabadas por la irrupción de las redes y pantallas.
Interesante propuesta, realmente necesitamos resguardar a nuestros niños y favorecer un ambiente de estudio y comunicación en nuestras aulas.
Muy necesario lo de replantearnos como sociedad el vínculo entre infancia, educación y tecnología, sobretodo porque la edad de iniciación en internet y redes sociales es cada vez más baja y el daño a las etapas de desarrollo de los niños es cada vez mayor.
Que bueno poder poner sobre la mesa temas de relevancia para el futuro de Chile. Los límites siempre son necesarios y buenos, la experiencia de la humanidad así nos lo confirma.
Por más valientes que avancen en esta senda
Me parece una propuesta muy necesaria de analizar y e ponerla en las conversaciones de hoy en dia ya que de esto depende el Chile que queremos tener en el futuro.