Un juicio, en términos legales, es una disputa sometida al conocimiento de un tribunal de justicia, que implica la existencia de una controversia previa a la realización del mismo.
Existe la creencia que en cada juicio, una de las partes en pugna gana y, la otra, sólo puede perder, más no siempre es así, ya que existen soluciones consensuadas o colaborativas, en otras palabras, “pacíficas” en las que ambas puedan ganar y, no sólo ellas, sino que también el sistema judicial, al permitir que los jueces cumplan de forma más expedita su labor, lo que es clave en el derecho de familia, donde se necesitan soluciones rápidas y duraderas, especialmente respecto de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Una de las formas donde todos ganan, se da en la Mediación Familiar, sistema que al amparo de la ley 19.968, que crea los Tribunales de Familia, permite que un tercero imparcial, sin poder decisorio, llamado Mediador, ayude a las partes a que busquen por si mismas una solución al conflicto y sus efectos, mediante el logro de acuerdos, a diferencia de lo que sucede en un juicio, donde “el enfrentamiento en el Tribunal sustituye al que ya existía en el hogar”.
Existen distintas formas de Mediar, una de ellas se basa en el método de negociación de Harvard, dirigido a lograr acuerdos del tipo “ganar o ganar”, donde ambos participantes se sienten ganadores; se centra en la idea de separar a las personas del problema y, en el supuesto, que estas llegan a acuerdos, solo cuando dejan de centrarse en su posición y pasan a enfocarse en los intereses. La posición, es lo que yo digo que quiero lograr cuando estoy en una conversación “es lo que quiero, lo que exijo de la otra parte”; en cambio, el interés, es “para que quiero lo que digo que quiero, o porque lo quiero”, es la motivación que se encuentra debajo de la posición. Al enfocarse en sus intereses, las personas encuentran los que son comunes a las necesidades de ambos participantes y, trabajando sobre éstos, descubrirán alternativas de mutuo beneficio, las que luego podrán convertirse en propuestas de solución al conflicto.
En el país existen Mediadores que son parte de Centros de Mediación Familiar Licitados y, también, Mediadores Privados, todos inscritos en el listado de profesionales habilitados para conducir los procesos de mediación familiar y, son ellos, los llamados a elevar los estándares de atención para los usuarios del sistema, especialmente en orden a conducir exitosamente el proceso y, además, finiquitar todos los trámites que exige el procedimiento, de manera que, las parejas en conflicto, puedan encontrar solución a las problemáticas por las que atraviesan, evitando así la judicialización, mejorando la percepción de bienestar, justicia y equilibrio y, además, contribuyendo a erradicar la violencia en las relaciones de pareja, fortaleciendo la unión familiar y la coparentalidad.
Rogelio Requena Berendique
Abogado
Mediador Familiar
