Política

Oficialismo sin caja: cuando el respaldo político no paga la campaña

La campaña de Carolina Tohá enfrenta un problema que va más allá de las encuestas o la simpatía ciudadana: no hay plata. La exministra, proyectada como una de las cartas presidenciales del oficialismo, está viendo cómo su comando entra en zona roja, no por falta de ideas, sino por falta de financiamiento.

El llamado a “hacer una vaquita” entre partidos como el PPD, PS, PR y PL, más que un gesto de apoyo, es una señal de urgencia. Porque si la candidatura requiere que las colectividades pasen el sombrero para mantenerla a flote, estamos ante una coalición que no solo tambalea en su relato político, sino también en su estructura operativa.

El financiamiento electoral no es un tema menor. Las campañas modernas requieren estrategia, despliegue territorial, comunicación digital, equipos técnicos y una logística profesional. Todo eso cuesta. Y si bien hay límites legales y exigencias de transparencia, también es cierto que las candidaturas competitivas requieren músculo económico.

Lo más preocupante no es solo que el oficialismo esté improvisando un fondo común, sino que lo haga tarde, con desorden interno, sin claridad sobre los roles del comando ni sobre cómo se usarán esos recursos. Si este es el ensayo general para una candidatura presidencial, el panorama no es alentador.

Esto también habla del desgaste de las estructuras partidarias tradicionales, que ya no cuentan con militancia movilizada ni redes económicas suficientes para sostener campañas de largo aliento. En un escenario electoral exigente, donde cada peso y cada voto cuentan, el oficialismo parece llegar mal preparado a su propio desafío.

Fuente: Latercera.com

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